¿Por qué se apagaron las luces?

¿Por qué se apagaron las luces?¿Por qué se apagaron las luces?

La competencia con la televisión, los sismos y problemas de orden económico, se constituyen en las principales causas por las cuales los antiguos cines y teatros de Valparaíso desaparecieron.

Si bien el cine derrocó al biógrafo y al teatro como protagonistas de las salas de espectáculos, no acabó con la costumbre de reunirse masivamente para apreciar una película o un show de variedades.

En cambio la televisión provocó una suerte de aislamiento en los individuos que antes participaban de este fenómeno social. Ya no era necesario salir de la casa para entretenerse y las noticias que el cine mostraba eran tardías. Mientras, la televisión chilena ya transmitía hechos tan impresionantes como la llegada del hombre a la luna, en vivo y en la comodidad del hogar.

Esto, sumado a los terremotos que detruyeron varias salas, los toques de queda, y el poco interés de los ediles en conservar el patrimonio arquitectónico, sentenciaron a los viejos teatros y cines a ser demolidos o transformados.

“Hoy, lamentablemente, la globalización construye los cines en forma uniforme y es lo mismo una sala Hoytts en cualquier parte del mundo, con el mismo olor a pop corn y las mismas alfombras azuladas. Antes cada cine y teatro era diferente en su arquitectura y decoración. Y había también un modo de ir al cine, pues nos arreglábamos especialmente para cada salida que llenaba todo el panorama de un día domingo. Hoy día vamos vestidos de cualquier manera, se perdió el concepto de glamour o elegancia para entrar a un cine y entramos al cine a ver cualquier película después de estar una tarde comprando en el mall.

Además hoy día se entra con un balde de pop corn y otro de Coca Cola. Esto era impensado en mi época pues era de muy mala educación comer en el cine. Sólo se permitía una naranjita confitada o una gomita bañada en azúcar durante el intermedio pues durante la película se podía meter bulla al sacarla del cartucho. Se perdió la magia de comprar las entradas con antelación en unos preciosos soportes de bronce brillante donde estaban las numeraciones. Hoy se hace todo por Internet. Es más práctico, pero se perdió un estilo de vida que a mí me gustaba mucho”.

MANUEL PEÑA MUÑOZ